¿Sabías que la mano está formada por 27 huesos? Con las manos podemos realizar múltiples movimientos y llevar a cabo muchísimas funciones. De hecho, las manos son nuestro instrumento de trabajo principal y además nos ayudan a enriquecer nuestra comunicación mediante gestos. Gracias a ellas y a través del tacto, nos llega mucha información, podemos diferenciar texturas, saber si algo está caliente o frío, si está húmedo o seco, si es suave o áspero… ¡Sin lugar a dudas, las manos son especiales y se merecen unos cuidados específicos!
¿Cómo les afectan los factores externos y el paso del tiempo?
Las agresiones ambientales como las radiaciones solares, el viento, los ambientes secos, calurosos y por supuesto los climas más fríos, junto con las agresiones químicas a las que las sometemos a diario (como el uso de jabones y detergentes fuertes) pueden provocar una deshidratación severa en la piel. Además, con el paso de los años, su epidermis se afina, se sintetiza menos colágeno y elastina, disminuye la vascularización y el grosor del tejido adiposo. La piel de esta zona pierde turgencia, volumen y elasticidad. Como las manos están expuestas a mayores agresiones que el resto del cuerpo, quiero proponerte unos cuidados sencillos para mejorar su estado.
Cómo mantener tus manos más jóvenes y saludables
Ejercicios diarios
Con el paso de los años, perdemos capacidad de movimiento y fuerza. Para prevenir deformidades y lesiones en la mano, conviene realizar ejercicios sencillos diarios:
- Abre y cierra las manos con fuerza.
- Rota las muñecas hacia adentro y hacia fuera.
- Estira tu mano hacia atrás (unos segundos) con la ayuda de la otra mano. Cambia de mano.
- Con las manos juntas, entrelaza tus dedos y flexiónalos y estíralos
TIP EXTRA, puedes realizar los ejercicios en una cubeta de agua caliente a la que puedes incorporar flores de lavanda, romero y 3 gotas de Aceite esencial de Limón diluido en 5ml de aceite vegetal (como el de Rosa Mosqueta, Jojoba o el que tengas). Además de resultar un placer para los sentidos, verás tu piel más luminosa y resplandeciente gracias al aceite de limón (el de naranja también es ideal para piel con manchas o tono apagado).
Bolas elásticas
Puedes ayudarte de bolas elásticas o rígidas para ejercitar los músculos y movilizar las articulaciones de toda la mano mientras estás sentada/o en el sofá o en el descanso del trabajo, sobre todo si trabajas con las manos. Además, muchos terapeutas las recomiendan como una medida antiestrés.
Hidrata cada día
El dorso de las manos es el que más sufre el paso del tiempo, perdiendo volumen, grosor y elasticidad. Por ello es que se notan más las venas y los huesos con el paso de los años. Por la mañana y/o por la noche incluye la Crema de manos de Aloe con ingredientes bío, nutritivos y regeneradores como la manteca de Karité, el aceite de aguacate, aloe vera y aceite esencial de lavanda.
TIP EXTRA: para no olvidarte, deja la crema sobre la mesilla de noche y así antes de irte a dormir te dedicas un ratito de mimos y autocuidado.
Usa protector solar
Aplica todas las mañanas una capa de protector solar SPF 30 o 50 en el dorso de las manos. También puedes llevarte el protector solar contigo en el bolso, si sabes que en algún momento del día te vas a exponer al sol. En invierno, las radiaciones solares inciden con menos fuerza, pero provocan daños igualmente, en ese caso, puedes aplicar protector solar o cubrir tus manos con guantes.
En invierno protégete con guantes
Como hemos visto en el punto anterior, no solo debes protegerte de la radiación solar, sino del frío y del viento. Cuando estés al aire libre o salgas a pasear, viste tus manos con unos guantes para protegerlas del frío y mantenerlas calentitas.
Utiliza guantes para la limpieza del hogar
Para realizar las tareas domésticas, como lavar los platos o la limpieza del hogar, siempre que uses agua y detergentes, cubre tus manos con guantes. En su defecto, si eres incapaz de lavar la loza con guantes, y tienes las manos deshidratadas, utiliza jabones suaves y el agua templada. ¡Ah! y ten a mano tu Crema hidratante de Aloe para aplicarte después.
Exfoliación
La palma de la mano se caracteriza por tener una piel mucho más gruesa que la del dorso, tiene una capa córnea más gordita y carece de glándulas sebáceas. Estas características, junto con el contacto diario con productos químicos, el agua fría, la exposición ambiental, etc, puede generar con más facilidad durezas y deshidratación.
Para ayudar a suavizar esta piel, te recomiendo realizar un exfoliante, mezclando media cucharadita de sal fina o café molido con Aceite corporal hidra-nutritivo de Aguacate y Onagra. Realiza un masaje con esta mezcla durante 2-3 minutos, insistiendo en las zonas más resecas y luego retira con agua templada. Seca y termina con la aplicación de la crema de manos hidratante.
El cariñito extra
Enriquece la Crema de Aloe con 3-4 gotas de Aceite vegetal puro, como el de Rosa mosqueta o Argán para reforzar la hidratación, suavidad y protección mientras realizas este masaje:
- Primero en el dorso: coge con el pulgar y el índice de la mano contraria, el meñique y hazlo rotar hacia fuera y hacia dentro. (3 giros de cada), flexiónalo hacia la palma y estíralo con un poquito de fuerza. Repite en cada dedo.
- Realiza líneas imaginarias desde la base del dedo hasta la muñeca. Siempre en sentido ascendente para favorecer la circulación de retorno. Puedes repetir cada línea, tantas veces como quieras.
- Gira tu mano y vamos con la palma: masajear con el pulgar de la mano contraria toda la palma. Repite ahora la maniobra pero con todo el nudillo (con la mano cerrada y moviendo los dedos).
- A la altura de la base de cada dedo, presiona con el pulgar progresivamente y mantén la presión 5 segundos.
- Entrelaza las manos (como si fueses a aplaudir) y masajea las palmas una contra la otra haciendo círculos.
¡Manos listas, hidratadas y suaves! Por cierto, estos consejos también sirven para los pies.
¿Te animas a poner estos tips en práctica?