Desde Naturavia queremos hablar un poco más sobre las diferencias entre la cosmética convencional y la cosmética ecológica y natural. Hablaremos en profundidad de ello, pero hoy queremos sobrevolar el asunto antes de meternos de lleno, porque la verdad es que ¡da para mucho!
Hay muchas diferencias entre la cosmética convencional y la cosmética natural y ecológica pero, sobre todo, destacamos cuatro muy importantes y que os van a ayudar a diferenciarlas claramente.
1- Origen de la materia prima: Las marcas convencionales de cosmética se basan, principalmente, en materias primas derivadas del petróleo: dimethicone, parafina líquida, cera micro cristalina, y mineral oil son algunos de los compuestos más abundantes en la cosmética. Y tienen muchas ventajas, ya que al ser inertes a penas tienen proliferación microbiana y no cambian con el tiempo. Sin embargo, su lista de contras es mucho más larga: disuelven nuestra propia grasa natural (y por eso están presentes en los productos oil free, aunque tienen como consecuencia el efecto rebote), obstruyen los poros y los ensucian, contienen tóxicos como disruptores endocrinos y, al ser derivados del petróleo, no son biodegradables.
Por contra, las materias primas naturales tienen más proliferación microbiana, son productos vivos y se transforman y cambian con el tiempo. Pero estos ingredientes alimentan nuestra piel, penetran la barrera cutánea y alimentan nuestras células. Y además, el medio ambiente puede deshacerse con facilidad de estos ingredientes que son totalmente biodegradables.
Además de los ingredientes base de los cosméticos convencionales, éstos llevan muchos ingredientes repletos de tóxicos. En Naturavia creemos que la composición de un cosmético ha de ser lo más cercana a la naturaleza y contener el máximo de ingredientes activos posibles y el mínimo de ingredientes de relleno.
En cosmética natural, menos es más.
Pero no sólo eso. En Naturavia apostamos por los cosméticos ecológicos certificados, porque las marcas convencionales usan también ingredientes naturales que pueden contener muchos tóxicos. En la agricultura convencional a las plantas se les pueden echar decenas de productos de síntesis como pesticidas (y que no precisamente deban ser inocuos con el medioambiente), pueden ser ingredientes OMG, ingredientes irradiados, derivados del petróleo… frente los ingredientes procedentes de la agricultura ecológica donde no están permitidos pesticidas y fungicidas agresivos con el entorno y para combatir las plagas se emplean productos sin efecto dañino sobre el medio y que respetan la biodiversidad, no solo de la fauna útil imprescindible, como las abejas, sino también la biodiversidad del suelo (bacterias, hongos, invertebrados…), son ingredientes naturales.
¿Sabéis que por la gran cantidad de productos de síntesis que echan los agricultores convencionales en sus campos, y muchos ayuntamientos en los jardines públicos, cada español toca a dos litros de pesticidas al año? Esos dos litros están repartidos no solo en la planta que se trata, sino que muchos llegan a nosotros a través de la piel de frutas y verduras y también en su pulpa (ya que muchos atraviesan la fina piel, como ocurre en fresas y manzanas o en las hojas de verduras como lechugas y espinacas). O nos ponemos en contacto con ellos cuando nos tumbamos en el césped de un jardín y, por supuesto, a través de los cosméticos convencionales que usan estas materias primas tratadas.
2- Transformación del producto. Una vez obtenida la materia prima se manipula para convertirla en una crema, un jabón o un hidrolato. En cosmética tradicional esa materia prima se puede manipular de mil modos: hidrogenar, etoxilar (como ocurre con los sulfatos), pegilizar (para dar lugar a los famosos PEG), polimerizar, añadir siliconas, colorantes sintéticos…
Muchos de esos procesos hacen que los principios activos, incluso aquellos que provenían de ingredientes naturales, no se parezcan en nada a los originales y sean principios activos inertes repletos de tóxicos.
En un producto ecológico las certificadoras limitan mucho los procesos a los que se pueden someter las materias primas, así éstas conservan sus cualidades lo más intactas posibles. Además se prohíben el uso de ingredientes sobre los que pesa alguna sospecha de ser tóxicos (como la etoxilación o pegilización, entre otros muchos). Son principios activos vivos y beneficiosos.
3- El producto cosmético en sí. Los cosméticos ecológicos pasan por muchos más controles que uno convencional ya que, no solo deben cumplir toda la normativa de sanidad que cumplen el resto de marcas convencionales, sino que además deben ser certificados, pasando una doble normativa, y para ello se analizan todos los ingredientes que contienen.
En nuestro caso Naturavia está certificada por la certificadora suiza Bio.Inspecta según la norma BioVidaSana, una entidad privada, (ya que solo la agricultura es certificada en la EU por organismos oficiales) cumpliendo el Reglamento (CE) nº 834/2007 del Consejo y el Reglamento (CE) nº 889/2008 de la Comisión.
Además en Naturavia hemos conseguido el distintivo EcoPlus, es decir. más del 80% de nuestros productos tienen ¡¡más de un 95% por cien de ingredientes ecológicos certificados!!
4- La filosofía de la empresa, el espíritu. Los cosméticos naturales y ecológicos no usan ingredientes innecesarios y superfluos, solo los mínimos para que el producto sea efectivo. No testan en animales, priman los ingredientes de km0, promueven el comercio justo, el trabajo digno de los productores, el cuidado del medioambiente, el cuidado de nuestra salud… detrás de una empresa eco hay una filosofía del bien común y cuidado del entorno más que de un enriquecimiento personal. Es una decida apuesta por la mejora del medio ambiente y de la sociedad y, sin duda, una apuesta por la belleza real de todas las personas y de todas las edades.
Como veis es la cosmética ecológica es mucho más que una moda o un sello, es una filosofía de vida, un bien hacer para con todos y el planeta.
Puedes ver el en el siguiente post ¿ Qué nos dicen los sellos ecológicos?