“Hay que lavarse con agua fría para una piel tersa” porque “el frío mantiene la piel joven”. O, al menos, eso hemos oído siempre.
Pero ¿es cierto que el frío cuida nuestra piel cual verdura en la nevera? Pues no tanto como se piensa.
El frío en pequeñas dosis, como darse el último chorro de agua fría en la ducha para activar la circulación o lavarse la cara para despertar, sí puede tener algún beneficio. Pero vamos a ver qué otros efectos tiene sobre nuestro organismo y cómo le afectan a nuestra piel:
- Contrae los capilares y disminuye el aporte de oxígeno. Por una parte acelera la circulación sanguínea para mantener la misma temperatura corporal en todo el organismo. Y esto es positivo, por ejemplo cuando aplicamos agua fría en las piernas ya que nos ayudará a evitar la pesadez y a activar la circulación, cosa muy útil en caso de insuficiencia venosa y de celulitis. Pero la exposición prolongada al frío contrae los capilares sanguíneos de la piel para evitar la pérdida de calor , haciendo que el aporte de oxígeno a nuestra epidermis no se realiza de forma tan eficiente. Este es el motivo por el que en invierno nuestra piel luce más pálida, opaca o azulada.
- Deshidrata la piel: cuando hace frío el cuerpo, en su búsqueda de mantener el equilibrio, retira parte del agua de nuestra piel para ‘cedérsela’ a nuestra sangre y así poder mantener caliente a los órganos vitales de forma más eficiente. Justo el mecanismo contrario que lleva a cabo en verano, cuando sudamos, eliminando agua hacia el exterior para mantenernos frescos.
- Debilita los capilares, apareciendo rojeces. Los cambios bruscos de temperatura son realmente los que provocan este debilitamiento. Los capilares se contraen en el exterior y se dilatan con el calor. Si estos cambios son bruscos y frecuentes, los capilares se debilitan llegando incluso a romperse, provocando ese enrojecimiento típico en las mejillas.
Si a este ambiente frío le sumamos aire o viento, la cosa se empeora.
Por eso los cuidados que necesita nuestra piel en invierno son diametralmente opuestos a los que necesita en verano.
Mientras que en verano nuestra piel nos demanda agua para contrarrestar la pérdida a través de la sudoración, en invierno lo que nos pide es ayudarle a formar una barrera contra las bajas temperaturas para evitar a toda costa la acción deshidratadora del frío y el viento. Nos pide nutrición para optimizar el aporte de nutrientes que unos capilares más cerrados no le suministra.
Por eso en esta época hemos de prestar una atención específica, mimar mucho nuestra piel y aportar un extra de hidratación. La piel nos demanda bálsamos, aceites y fórmulas más densas y fundentes.
Si notas que tu piel está más seca, deshidratada incluso llegando a descamarse, lo que necesitas es un extra de hidratación. ¿Cómo puedes conseguirlo?
Pues aplicando una crema súper hidratante y nutritiva como la Crema facial de Aceite de Argán. Ideal para aplicar por la noche, para nutrir e hidratar intensamente la piel tras un día frío. Contiene aceite de aguacate, macadamia, albaricoque y aceite esencial de geranio. Aportará los ácidos grasos necesarios para fortalecer el efecto barrera y aportará protección a tu cutis.
Si tu piel es seca y ya usas esta crema de forma habitual, una forma de aportar ese extra de hidratación que estamos buscando, es enriqueciendo la Crema facial de Argán con Aceite Facial de Argán. Una mezcla de aceites cuidadosamente seleccionados para complementar y potenciar el potente efecto nutritivo de la Crema Facial de Aceite de Argán. .
Puedes añadir unas gotas a la crema o aplicar una capa de aceite por debajo de la de crema. Prueba cuál es la forma que mejor cubre tus necesidades.
Si no has leído nuestro artículo de cómo combinar nuestros productos para personalizar tu tratamiento, puedes hacerlo aquí.
Y si la tienes grasa o mixta, en lugar de la Crema facial de Argán, que puede ser demasiado untuosa para tu piel, te recomendamos enriquecer el Fluido facial de Árbol de Té con el Aceite Facial de Árbol de Té. Con aceite de jojoba y albaricoque, que nutrirán y protegerán tu piel, además de mantenerla equilibrada y regulada.
Para enriquecer tu fluido, añade unas gotas del Aceite Facial, o bien aplica una capa por debajo del fluido.
Si también notas los efectos del invierno en tu cuerpo, no descuides esta zona e hidrátala a diario con Aceites Corporales o cremas hidratantes. Y sii tu piel es seca, madura o atópica necesitará un cuidado específico, una nutrición más intensa, como la que proporciona nuestro Aceite de Aguacate y Onagra que repara y nutre la piel para devolverle su efecto barrera.
Y no debemos olvidarnos de nuestro ojos y labios. Son zonas extremadamente delicadas y la exposición al frío hace que se resequen, agrieten y pelen… Para ello contamos con nuestro Contorno de Ojos de Rosa Mosqueta y con el Bálsamo Labial que crea una película protectora sobre nuestros labios protegiéndolos del exterior al mismo tiempo que los nutre e hidrata. Además si tus orejas tienden a enrojecer y presentar sabañones ¡cuídalas con nuestro bálsamo labial! Notarás la diferencia.
Y para las manos, las más sufridas de nuestro cuerpo, hemos formulado nuestra Crema de Aloe .
Además de estos cuidados externos, durante el invierno no hay nada como ayudar a nuestro organismo a mantenerse caliente, no sólo con abrigo, sino que también es muy importante suministrarle calor e hidratación en forma de sopas, tés, caldos e infusiones para mantener lo más estable posible la temperatura de la piel y así que las células epiteliales no se vean afectadas con el cierre de capilares o vasoconstricción.
Las infusiones que incluyan jengibre ayudarán a nuestro organismo a mantener mejor el calor, además de ayudarnos en la prevención de los resfriados! 😉
Y hasta domingo, te regalamos un cheque regalo de 3 € en tus compras superiores a 35 €. ¿Qué te parece? Código: INVIERNO
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¡Nos vemos pronto!